A menudo se hace referencia a esta iglesia como la «Iglesia Verde», aunque su nombre oficial es bastante diferente: Iglesia Jesús en el Huerto de los Olivos.

La expresión «arquitectura verde» apareció hace poco más de medio siglo, cuando la gente empezó a pensar seriamente en las consecuencias de sus actividades en relación con la vida salvaje y el planeta en su conjunto. El desarrollo de la conciencia medioambiental no podía sino afectar, sin exagerar, a todas las esferas de la vida humana, incluida, por supuesto, la arquitectura.

A principios del siglo XXI, se convirtió en tendencia la disposición de jardines verticales, terrazas verdes e invernaderos colgantes, sobre todo en las megaciudades, donde el estrés diario ponía de manifiesto la necesidad de estar a solas con la vida salvaje durante un rato. Las fachadas de los edificios residenciales y de oficinas se decoran ahora con hiedra y otras plantas, que dan a los edificios un aspecto «cálido» y respetuoso con el medio ambiente. Puede que sea la moda y la preocupación por la imagen de las grandes (y no tan grandes) empresas, pero nadie ha anulado el hecho de que las plantas proporcionan oxígeno, alivian el estrés y, sencillamente, ¡son agradables a la vista!

Sin embargo, hay países en los que la tradición de decorar las fachadas con vegetación viva parece haber existido siempre. Lo primero que nos viene a la mente, por supuesto, es el sur de Europa: España, Italia, Grecia… Pero hay otros lugares en el mapa donde la costumbre no se ha interrumpido: en primer lugar, los países de clima cálido. Entre otras cosas, los espacios verdes ayudan a sus habitantes a esconderse a la sombra del sol abrasador, y entonces resulta sencillamente hermoso y, además, acorde con la tradición local.

Argentina es uno de esos países. En el collar de iglesias cristianas de la capital argentina y sus suburbios hay una auténtica joya: la Iglesia de Jesús en el Huerto de los Olivos. Se trata de una iglesia parroquial católica, no tan antigua incluso para los estándares locales: fue construida a finales del siglo antepasado. Sin embargo, es conocida en todo el mundo como «iglesia verde». Desde la base hasta la cima, está completamente cubierta de hiedra, lo que le da un aspecto tranquilo y único. El verdor soportado se eleva decenas de metros hacia arriba, como formando un todo único con el edificio… ¿Acaso es de extrañar que las bodas más multitudinarias de la capital argentina se celebren aquí?

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